ANONIMOS

Los tiempos que corren no son precisamente los mejores. Anda patas arriba esta sociedad: el gobierno psocialista, al principio, no quiso reconocer la crisis que se avecinaba; ahora, que la reconoce, parece que se ha quedado corto. ¡Dios mío! Aquí, en nuestra tierra, ídem de lo mismo: no hay dinero para contratar operaciones de tarde en los hospitales públicos, pero sí para montar una guanchancha que, hasta se atreven a decir, nos hará sentir más seguros; dicen ellos, los cuentistas de siempre; sin olvidar que el presidente se ha gastado unos milloncejos en arreglar unos cuartos de baño, que sirven para lo que sirven.

            Yo, qué quieren, me sentiría más seguro si los médicos se sintieran incentivados y apoyados, y los hospitales estuvieran funcionando a tope, con los medios precisos y adecuados, y no sobrecargando a los que ya lo están, que no pueden más. Pero no. ¿Para qué lo van a arreglar? ¡Dios mío! Prefieren invertir en imagen. Otrosí, el señor Zapatero dando dinero a unos banqueros avarientos, que se permiten el lujo de no prestar el dinero que les prestan. Y los partidos políticos, cada vez más alejados de la sociedad, cada vez más metidos en sus luchas y vergüenzas internas, presentando un espectáculo deprimente y triste, y preocupados solamente por sus propios intereses, no por los generales, por mucho que se les llene la boca de grandilocuencia retórica y hueca. Recuerden que hace unos meses se subieron todos un 10% el sueldo. ¡Y viva Canarias! ¡Paga, pueblo, paga!

            Pero lo que hay detrás de todo esto no es más que un modo de entender el mundo, un modo de hacer política que ya nadie se cree: estamos en un cambio de ciclo pero ellos, los políticos, no parecen darse cuenta. Bueno, mejor, no quieren darse cuenta. Porque previamente lo que han hecho es desarmar a la sociedad, desilusionar a la gente hasta hartarla, para ellos seguir viviendo como lo hacen: a costa del presupuesto y sin oposiciones.

            Hay que cambiar. Se debe cambiar este sistema y las leyes que permiten que los procesos judiciales se enquisten durante años y años. Y Urbanismo ha de estar más controlado: no se pueden producir más desmanes: ya tenemos bastante y sabrá Dios cuándo se producirá una sentencia firme sobre todo lo que se ha denunciado. El ciclo está agotado. Pero la misma clase política que lo practica es la que nunca provocará su cambio. No nos engañemos: ellos nunca lo harán.

            Quieren desilusionarlos, eso es lo que realmente pretenden. Se les ha pasado la vez, pero no se van. Incapaces de cerrar puertas, sólo se irán cuando el ataúd que los cobije se cierre definitivamente. El tiempo los colocará en su sitio. Y la Historia. Y si no miren lo que ha pasado con Franco: cuarenta años de dictadura y ahora sólo es un “tema, apenas unas líneas, de la asignatura de Historia”. Así que los jefecillos que por nuestra tierra pululan, hoy encumbrados, tienen el temor de convertirse en seres anónimos.

            Y nosotros tenemos ventaja, mucha ventaja, sí, porque siempre lo hemos sido. No sé si me explico.