Asesinos en el mundo
En la última década han sido unas 150.000 las personas de la etnia Tamil asesinadas por el ejército de Sri Lanka, con ayuda de armas químicas y otro tipo de armamento peligroso para la población civil, suministrado por diferentes países. La situación se ha intensificado en los últimos meses hasta el punto de que el pasado 21 de abril murieron cerca de 1.000 personas, tras los ataques del ejército cingalés.
En la zona atacada hay todavía más de 100.000 civiles, aunque el Gobierno de Sri Lanka hable de sólo 50.000. De esta forma, si los militares lanzan un ataque contra todos los atrapados en la ’zona de guerra’ podrían matar y esconder impunemente a 50.000 personas sin que la comunidad internacional llegase a enterarse.
El Gobierno de Sri Lanka ha declarado el alto el fuego en numerosas ocasiones (la última el lunes 27 de abril, mientras redactamos esta crónica), presionado por países europeos y Australia. Pero, nosotros tenemos miedo de que los militares de Sri Lanka esperen hasta el 13 de mayo de 2009 (cuando finalice el proceso electoral al parlamento indio), para lanzar una última operación militar que elimine a la minoría Tamil de Sri Lanka.
A pesar de que los Tamil en India han pedido en reiteradas ocasiones al Gobierno de Sri Lanka que “pare el genocidio” de manera inmediata, que acepten el alto el fuego y que se sienten a negociar el final de este conflicto étnico de larga duración, algunos medios indios aseguran que el gobierno de India está facilitando hombres, materiales de todo tipo y consejo al Gobierno cingalés para que continúe el “genocidio” contra los Tamil en Sri Lanka.
Desde que en 1983 estallara la violencia entre la mayoría cingalesa y la minoría Tamil, descendientes de aquellos tamiles que llevaron los ingleses a la isla para trabajar en sus plantaciones de té, son muchos los que han buscado refugio en el continente indio. Con el empeoramiento actual de la situación, los Tamiles está cruzando masivamente el Golfo de Mannar, que separa la isla de la vecina India, con el riesgo de morir ahogados ante la falta de alimentos y la inseguridad existente en sus casas. Muchos niños y personas mayores han muerto en estos intentos.
La estricta vigilancia de la armada de Sri Lanka y de la policía costera india han incrementado las dificultades para que los tamiles de la isla asiática puedan dejar sus lugares de nacimiento. “Por lo menos, los oficiales de seguridad indios son más humanos. La marina cingalesa primero dispara y después pregunta”.
Cuando llegan a tierras del estado de Tamil Nadu, comienza un nuevo calvario para ellos. Antes de ser envidados a alguno de los 104 campos que hay repartidos por el estado, deben pasar un periodo de cuarentena de más de una semana en el campo de Mandapam así como varios interrogatorios.
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